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Chicha: la antigua bebida de los imperios andinos

Credit picture Vecteezy

Los excursionistas y peregrinos que visitan los majestuosos senderos de los Andes suelen saciar su sed con un vaso de chicha. Esta legendaria bebida cuenta una historia mucho más antigua que la de cualquiera de los países andinos modernos, tejiendo su camino a través de antiguos imperios y los fuertes contrastes de la vida moderna sudamericana.

El origen exacto de la chicha sigue siendo objeto de debate e incluso de controversia. Algunos autores afirman que sus raíces se encuentran en el Caribe, Colombia, Panamá o incluso Centroamérica. Sea como fuere, una cosa es cierta: la tradición de elaborar bebidas fermentadas a partir de plantas y tubérculos autóctonos se remonta muy atrás en la historia de Sudamérica. Y en Bolivia, la chicha lleva el legado de los poderosos imperios que antaño gobernaron los Andes.

Imperios alimentados por la tradición

chicha
Los keros, utilizados para beber la chicha, eran elementos esenciales de la vida social inca.

Para los incas y las civilizaciones preincaicas, la chicha era algo más que una bebida. Al igual que la cerveza en Mesopotamia y Egipto, este brebaje desempeñaba un papel central en la economía, inserto en el tejido mismo de la vida social y política. La producción de chicha a gran escala solía estar controlada por el Estado y se utilizaba para recompensar el trabajo, cimentar alianzas y honrar a los dioses.

Los descubrimientos arqueológicos sugieren que se elaboraban grandes cantidades de chicha para celebraciones y ceremonias, ayudando a mantener tanto el orden (vertical) como la comunidad (horizontal) en los extensos imperios andinos.

De la semilla al vaso, un proceso ancestral

La chicha boliviana tiene como ingrediente esencial el maíz, el cereal americano por excelencia, cultivado y venerado en el altiplano andino desde hace milenios. El proceso tradicional de preparación da fe de su antigüedad. Los granos de maíz se ponen en remojo hasta que germinan, luego se muelen y se hierven.

Y aquí es donde se vuelve fascinante: Antiguamente, este puré se masticaba para iniciar el proceso de fermentación mediante enzimas presentes en la saliva humana. Hoy en día (por suerte, dirían algunos) se utilizan métodos más modernos, aunque algunas variantes de la chicha siguen fermentándose siguiendo el método original de masticar y escupir en algunas otras regiones del continente.

Es el caso de la kachire amazónica venezolana, una cerveza negra elaborada con yuca hervida, masticada y escupida. La mezcla fermentada se cuela y a menudo se aromatiza con especias y azúcar, lo que da como resultado una bebida ligeramente turbia y refrescante.

La chicha de las tierras bajas puede contener mandioca dulce, plátanos o bananas, y muestra los sabores regionales de Bolivia. Puede ser de fermentación suave, para un bajo contenido de alcohol, o de fermentación completa, para un sabor más fuerte.

Algo más que una bebida

Beber un vaso de chicha significa participar en la continuación viva de una tradición ancestral. Sabor de un pasado prehispánico, es una bebida para celebraciones, fiestas o simples momentos compartidos con amigos. En las bulliciosas chicherías de toda Bolivia, los lugareños se reúnen para disfrutar de su sabor único.

Así que en su próxima aventura en Bolivia, ya sea haciendo senderismo por los Andes, recorriendo la legendaria Ruta de los Conventos Coloniales o la Ruta de la Música, o paseando por bulliciosos mercados locales, brinde con orgullo con un vaso de chicha. Con cada sorbo, conectará con siglos de historia: un delicioso viaje desde los imperios de antaño hasta el corazón de la Bolivia moderna.

Entrada también disponible en: English Italiano

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