En el Islam, el Hajj (peregrinación a la Meca) es uno de los cinco pilares de la fe. Todo fiel musulmán que no tenga un impedimento debe peregrinar al menos una vez en la vida. Se trata de una experiencia exterior e interior, y conlleva toda una serie de ritos y lugares que visitar, incluyendo la tumba del Profeta en Al Madina.
En la Meca se encuentra el lugar más santo del Islam: la Ka’aba, Beyt Allah, la Casa de Dios, donde el cielo toca la Tierra, una encrucijada en la que lo divino encuentra lo humano. Las peregrinaciones a este lugar fueron inauguradas por el mismo Profeta, mientras aún vivía en Medina.
Para un musulmán, realizar el Hajj es un momento culminante en la vida, y le confiere estátus de peregrino. El Hajj solo es válido si se hace en las fechas adecuadas (último mes del año islámico), y el peregrino debe prepararse convenientemente en su interior (ihram), porque la peregrinación es ante todo un profundo viaje espiritual y una transformación personal y moral.
El peregrino debe hacer una serie de ritos: debe vestir de blanco y raparse la cabeza, además de ofrecer ciertos sacrificios y visitar ciertos lugares, siguiendo los pasos del Profeta, pero también de Ibrahim (Abraham) y su hijo Ismail (Ismael, de quienes los musulmanes se consideran descendientes). Debe además circunvalar la Ka’aba siete veces en sentido contrario a las manecillas del reloj.
Además, un musulmán puede (aunque no es obligatorio) peregrinar a la Meca en otros momentos. Estas peregrinaciones son llamadas umrah.
Existe también una tercera forma de peregrinación, la ziyarah. No implica ir a la Meca, sino a otros lugares relacionados con el Profeta o sus descendientes, o las personas relacionadas con él, o de otros personajes venerados como sabios y santos. Sin embargo, corrientes musulmanas ultraortodoxas como los wahabíes o los salafistas no admiten este tipo de peregrinaciones –que son particularmente populares en el sureste asiático.
Son muy populares, además, las peregrinaciones a las ciudades santas de Jerusalén, Kerbela o Mashhad, que cada año reúnen a cientos de miles de personas.
