El pueblo de Israel, puede decirse que nació peregrinando, hacia una Tierra Prometida. El Patriarca Abraham salió de su tierra por una promesa divina, e igualmente sus descendientes cruzaron el Mar Rojo con la promesa de una tierra.
Una vez la presencia divina se estableció de forma definitiva en el Templo de Jerusalén, los judíos acudían regularmente en peregrinación para ofrecer sacrificios a Dios en él. Con el tiempo se instituyeron tres peregrinaciones, llamadas Shelóshet Haregalim (en hebreo, שְׁלֹשֶׁת הַרְגָלִים) por las tres fiestas principales: la Pascua (Pésaj), la Fiesta de las Semanas (Shavuot) y la Fiesta de las Tiendas (Sucot).
En estas tres ocasiones, el país literalmente se trasladaba a la Ciudad Santa. Además, cada siete años había un jubileo o año sabático en el que se reunía la Hakhek, la asamblea del pueblo de Israel.
Podemos imaginar el terrible golpe que supuso para los judíos la destrucción del Templo y de Jerusalén por parte de los romanos en el año 70 d.C., así como la prohibición a los judíos de acercarse a la Tierra Santa. De hecho, las peregrinaciones cesaron durante 1800 años, y sólo se retomaron después de 1967, tras la Guerra de los Seis Días. Actualmente, los judíos acuden al Muro de las Lamentaciones, que es el único resto del antiguo Templo.
Hoy, muchos judíos de todo el mundo acostumbran a viajar a Israel para celebrar un bar-mitzvah (entrada en la edad adulta de los varones) o un bat-mitzvah (de las mujeres). Es un viaje muy importante y una bonita ocasión para los adolescentes judíos, que entran así en contacto con la tierra prometida de sus antepasados.
Además, algunas corrientes judías realizan pequeñas peregrinaciones a las tumbas de rabinos considerados santos e influyentes, como la del rabino Simón Bar Yojái, en el Monte Merón (Israel), o la del rabino Yeshaya Steiner en Bodrogkeresztúr (Hungría).
El rabino alemán Samson Rafael Hirsch escribe en su exégesis a la Torá sobre la mitzva de la peregrinación: “el viaje lleva a la unión, el peregrino se dan cuenta de la inmensidad a la que pertenece siendo una pieza importante de un todo muchísimo mayor”.
