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«The Way 2»: El regreso al Camino de Santiago

Martin Sheen y Emilio Estevez, durante el estreno de The Way (2010) s_bukley - Shutterstock
Martin Sheen y Emilio Estevez, durante el estreno de The Way (2010) s_bukley - Shutterstock

Hace más de una década, una pequeña película independiente conquistó el corazón del público con una propuesta sencilla pero poderosa: caminar. Caminar para recordar, para sanar, para comprender. El Camino (The Way, 2010) no solo narraba un viaje físico por el Camino de Santiago, sino también una travesía interior que conectó con miles de personas alrededor del mundo.

Ahora, su esperada secuela, The Way: Chapter 2, promete reabrir esa senda de emociones, preguntas y encuentros que solo se descubren paso a paso. Actualmente, la película se encuentra en fase de preproducción, y aunque aún no se ha anunciado una fecha oficial de estreno, se espera que el rodaje comience en los próximos meses. Es posible que su estreno coincida con el próximo Xacobeo 2027.

Un vínculo que cruza océanos: la familia Sheen y su amor por España

No es casual que esta historia nazca de una familia profundamente ligada al Camino. Martin Sheen, protagonista de la saga, no solo interpretó a un peregrino; su padre es gallego, y su vínculo con España es profundo, casi espiritual. La idea de la película surgió después de que Martin hiciera el Camino de Santiago con su nieto Taylor durante una pausa del rodaje de la serie que le encumbró a la fama: El Ala Oeste (The West Wing).

El director Emilio Estevez, hijo de Martin y padre de Taylor, a raíz de esta experiencia, decidió escribir el guión y dirigir la película, que tanto para él como para su familia supuso un antes y un después en su vida… y la de muchos espectadores.

Durante el rodaje de The Way, ambos, Martin y Emilio, recorrieron el Camino como tantos otros: cargando más preguntas que respuestas. Pero lo que encontraron fue algo más grande que una película. Encontraron comunidad, paisaje, hospitalidad.

El secreto del éxito: una historia que camina con nosotros

The Way narraba la historia de Tom Avery, un médico estadounidense que, tras la trágica muerte de su hijo mientras intentaba completar el Camino, decide terminar la peregrinación en su nombre. Pero el viaje no es solo un acto de duelo. Es un proceso silencioso de transformación. Tom no camina solo: a su lado, otros peregrinos —un holandés bonachón, una canadiense herida, un escritor irlandés en crisis— aportan sus propias sombras y luces al camino.

La clave del éxito fue esa: The Way no hablaba de un camino ajeno, sino de ese que todos — de un modo u otro— necesitamos recorrer. Por eso tantos decidieron, tras ver la película, dejarlo todo y lanzarse a los senderos del norte de España. Porque el Camino, tal como lo presenta la película, no es un decorado: es un espejo.

 

The Way 2: más allá de la ruta conocida

En esta nueva entrega, Tom Avery regresa. Diez años han pasado. Ahora trabaja con Médicos Sin Fronteras en Nigeria, cuando recibe un manuscrito inesperado: su antiguo compañero del Camino, Jack, ha escrito un libro que guarda secretos inquietantes. Lo que empieza como una búsqueda de respuestas se convierte en un nuevo viaje físico y emocional, que lo llevará por Ámsterdam, Bruselas, Dublín… hasta regresar a España, al lugar donde todo comenzó.

Los personajes de la primera película reaparecen, pero ya no son los mismos. El tiempo los ha cambiado, como cambia todo lo que atraviesa el Camino. Y quizá eso sea lo más intrigante de esta segunda parte: no saber qué se busca… pero sentir que hay que volver a caminar. Y esa es la experiencia comprobada de muchos peregrinos al hacer el Camino de Santiago: sienten que tienen que volver.

El verdadero protagonista: el Camino de Santiago

En ambas películas, el Camino no es simplemente un escenario. Es un personaje vivo. Con sus paisajes, sus silencios, sus albergues y sus plazas al atardecer, el Camino ofrece algo que el espectador puede casi tocar desde su butaca: la experiencia de lo esencial.

El Camino es quien pone a prueba, quien da lecciones sin hablar, quien confronta y consuela. Y por eso, tanto en The Way como en su secuela, es imposible no sentir que cada piedra del sendero guarda una historia, cada flecha amarilla apunta hacia una verdad interior.

Una historia que invita a ponerse en camino

The Way: Chapter 2 no busca repetir una fórmula. Busca profundizar en lo que el Camino representa hoy, en un mundo aún más incierto que el de hace diez años. ¿Qué significa volver? ¿Qué aprendemos al andar junto a otros? ¿Por qué nos sigue llamando una ruta milenaria en medio de la modernidad?

La película —como el propio Camino— no da respuestas cerradas. Pero sí abre la puerta a algo que escasea: una pausa. Una invitación. Un viaje. Si la primera película te conmovió, esta promete llevarte más lejos. Y si aún no has recorrido el Camino, tal vez esta sea la invitación que estabas esperando.

Entrada también disponible en: English Italiano

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